¿Por qué digo que este hombre fue un artista en toda la extensión de la palabra? Pues porque además de dedicarse a la música paralelamente a su carrera como ajedrecista profesional, Smyslov también dejó una enorme y profunda huella en ese campo puramente artístico y creativo de nuestro juego: Los finales compuestos. Dejó muchos de gran complejidad y belleza, y éste está entre mis favoritos de su extensa producción. Al finalizar la variante, no supe si reír o llorar, al ver las maravillas de que es capaz el ser humano, y al ver además lo poco, poquísimo que sé... La verdad es que mejor elegí una tercera opción: Me quedé sin palabras...
¡GRACIAS DE NUEVO, CAMPEÓN!
(Nota: La posicion inicial de este problema es a partir de la jugada 35...Af2. Es el turno de las blancas. No hagan caso a las jugadas anteriores, pues el visor de partidas que uso me fuerza a empezar siempre desde la posición inicial, por lo que tengo que encontrar la manera de llegar a la posición determinada en la menor cantidad de jugadas posibles. Un muy buen ejercicio creativo, por cierto...)
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