17 de marzo de 2010

¿POR QUÉ ME GUSTA EL AJEDREZ? (9) Es un medio de expresión

El médico y ajedrecista estadounidense Anthony Saidy menciona, en su muy recomendable obra "La batalla de las ideas en el ajedrez", que una de las razones por las que la antigua Unión Soviética se convirtió en una formidable productora en masa de grandes jugadores de ajedrez, fue porque éste juego permitía a los que lo practicaban algo que debido a su sistema de gobierno tenían vedado: La libre expresión de su pensamiento. Cito:

"Pero el éxito el ajedrez en la Unión Soviética tiene que ver con algo más que con el apoyo del Estado. El ajedrez se jugaba ahí en tiempos peores. En una sociedad caracterizada por un fuerte autoritarismo desde los viejos zares hasta los actuales primeros ministros, un juego dedicado a destruir al rey tiene una profunda llamada inconsciente. Y hay otra razón para que el ajedrez sea un campo prometedor para un artista creador con aspiraciones en la Unión Soviética, donde los poemas e incluso las sinfonías han sido sensurados y prohibidos tajantemente: Nadie ha descubierto todavía el modo de identificar como "burguesa" una jugada de ajedrez".
(pag. 48, op. cit.)

La idea principal y el fin último del juego regio es la victoria, como lo es la belleza en el arte. Lo que varía es la ruta o los materiales que se usan para llegar hacia esa meta suprema. Incluso hay muchas acepciones del concepto de victoria en nuestro deporte. Para todos es el punto lo que importa, pero también podría considerarse como victoria durar bastante ante un jugador muy superior, y aunque Fischer pueda fruncir el ceño desde su tumba, hay muchas tablas que son cualquier cosa menos "medias derrotas"...

Es aquí donde entra el tema principal de mi diatriba: El asunto del estilo, de las diferencias de personalidad entre cada jugador al abordar la lucha. Se etiqueta a los jugadores en dicotomías bicolores: pasivos y agresivos, locos y moderados, estratégicos y tácticos, miedosos y valientes, los que "buscan el punto" y los que "juegan al error del contrario"...

Muchos dicen que eso del estilo no existe, que cada jugador puede variar su forma de jugar a voluntad según el jugador al que le toque enfrentar o la situación del torneo. Eso no deja de tener su cuota de verdad, pero no podemos negar del todo que cada ser humano, quizá por ese brevaje corporal que llamamos genes, tiene una predisposición "de fábrica" en los diferentes aspectos de la vida. Y como aquí no tengo más espacio que para "ese" aspecto de la vida con 64 escaques y 16 piezas, de eso quiero hablar:

No usemos la palabra "estilo", está algo gastada y se pueden herir susceptibilidades al plantearla. Mejor elijamos "predisposición". ¿Ok? Bien. Puesto simplemente, hay ajedrecistas a los que les gusta esperar pacientemente por la victoria, y a otros les agrada más correr tras ella. Hay quienes prefieren acomodar sus fuerzas en lugares bien agazapados, donde el rival crea que no pueden ocasionar gran daño, para animarle a lanzarse al ataque ante el aparentemente pasivo planteo del oponente. Ahí es donde muchos han tenido que reevaluar su comprensión del término "pasivo", cuando han tenido que firmar ceros en planillas salpicadas de su propia impaciencia...

Por supuesto que existe una gran masa de jugadores que aman el "jogo bonito": Se lanzan alegremente al ataque, a veces irresponsablemente (o negligentemente, como cierto campeón costarricense acostumbra calificar este tipo de juego), esperando crear complicaciones que confundan al rival y lo hagan incapaz de detener nuestras amenazas. En lo único que piensan los jugadores con esta predisposición es en el jaque mate, lo demás es simplemente el precio a pagar por la miel de la victoria, y no cualquier victoria, sino una especialmente arrasadora.

Ahora bien, ¿cabe preguntarse cuál es mejor? Veamos las estadísticas: Uno de los máximos exponentes de la "predisposición tranquila", Anatoli Karpov, fue campeón mundial por espacio de 10 años, teniendo 2 formidables records muy difíciles de superar: El jugador con la mayor cantidad de torneos internacionales ganados, y la performance más alta de la historia (3000 puntos en Linares 1994, 2.5 puntos por encima de Garry Kasparov (!) ). Por otro lado, su antagonista y para muchos el máximo exponente del "jogo bonito", Garry Kasparov, ha sido el ajedrecista con el rating ELO más alto de la historia, siendo campeón mundial por 15 años.

Así podemos encontrar muchos choques de estilo entre los mejores de varios deportes: El catenaccio defensivo italiano versus la samba brasileira al ataque en el soccer, la fría y quirúrgica precisión de Federer versus la furia mediterránea de Rafa Nadal en tennis...

Dicho todo ésto, sólo puedo como simple mortal llegar a una conclusión: No importa cómo llegues a la victoria, lo que importa es cuán determinado estés para lograrlo, y cuán eficientemente trabajes para ello. O en palabras teológicas: Dios pone tu predisposición, tú pones el trabajo duro. Punto final. ¿O no?

No hay comentarios:

Publicar un comentario