7 de octubre de 2009

¿POR QUÉ ME GUSTA EL AJEDREZ? (5) -- Porque enseña a ganar y a perder.

El ajedrez es, en su más simple explicación, un juego de guerra. Dos ejércitos de iguales proporciones se ponen uno frente a otro en una feroz batalla que será llevada de miles de formas distintas, tantas como generales estén al frente de las tropas.

Desafortunadamente, las guerras de verdad no son como nuestro juego,y en ellas hasta el más sagaz de los generales debe soportar el amargo trago de perder o quitar vidas en pos de la victoria. Miles de de generales que no se levantaron luego de una lamentable derrota sangrienta. De hecho, los más grandes han sido aquéllos que perseveraron a lo largo de una seguidilla de derrotas hasta alcanzar al final la ansiada y definitiva victoria, como por ejemplo Tamerlán y Simón Bolívar.

Ésa es la característica que quiero resaltar hoy con respecto al ajedrez: que nos da la oportunidad de poner a prueba, sin daños irreversibles, nuestra capacidad para asimilar derrotas, y también victorias, sin perder la cabeza. Y no hablo únicamente de aquéllas que acaban al caer uno de los reyes, sino más bien de las múltiples minibatallas a lo largo de la guerra de la partida.

Me refiero a ese ánimo de no dejarse abatir porque el rival nos ganó una importante casilla (o un peón, o no nos dejó enrocar, o tiene 30 minutos más en el reloj); hablo de esa vigilancia activa que se debe tener para evitar caer en la peligrosa confianza de quien cree tener el juego ganado... Esas actitudes que podemos aplicar en el ajedrez lo hacen un juego maravilloso, una manera lúdica y constructiva de fortalecer el carácter.

Esta es otra razón por la que me apasiona este juego.¡Bendita la mente que lo engendró!

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