Hoy quiero compartir éste formidable extracto del discurso "El Hombre en la Arena", que el expresidente norteamericano Theodore Roosevelt pronunció en la Universidad de París en 1910:
“No es el crítico quien cuenta; no es aquél que muestra como el fuerte se tambaleó o donde el que hizo la obra pudo haberlo hecho mejor. El crédito le pertenece al hombre que está en la arena; cuyo rostro esta manchado de polvo, sudor y sangre; que lucha valientemente; que yerra y queda corto una y otra vez; que conoce los grandes entusiasmos, las grandes devociones, y gasta su vida por una causa justa; aquél que, en la cúspide, conoce el triunfo de los grandes logros, y que en el peor de los casos, si es que falla, por lo menos falla atreviéndose a mucho, para que su lugar nunca esté entre aquellas frías y tímidas almas que no conocen ni la victoria ni la derrota”.
Brillante, ¿no?
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